Medicina Personal

Al principio, sólo existía el COSMOS, que, por la ley de la Entropía, tendía al desorden. Esta tendencia cambió cuando apareció algo que producía más de lo que gastaba: la primera unidad simple del BIOS.

Esta célula primigenia evolucionó a través del reino vegetal, luego por el reino animal y, finalmente, llegó el hombre: el animal racional. El hombre no es un producto nuevo en la evolución, sino el resultado de acumular la racionalidad al ya existente mundo cósmico, vegetal y animal.

Por eso, en el cerebro humano encontramos los cuatro tipos de ondas encefalográficas: las ondas delta (1-3 Hz), presentes en el cosmos; las ondas theta (4-8 Hz), presentes en el mundo vegetal; y las ondas alfa (8-14 Hz), presentes en el mundo animal. En su conjunto, forman el mundo Inconsciente, movido por un sistema nervioso vegetativo autónomo. Sobre esa evolución previa, el hombre añade un mundo Racional y Consciente, con ondas beta (15-30 Hz), que tiene a su servicio un sistema nervioso cerebroespinal.

Las ondas delta son de contenido desconocido, y las ondas alfa parecen tener la función de mera frontera entre beta y theta. Por tanto, la persona tiene dos grandes actividades: la actividad beta, Racional o Consciente, y la actividad theta, Emocional o Inconsciente. Beta, Racional y Consciente, está dotado de Entendimiento y Voluntad, y su base anatómica es la Corteza Cerebral, que actúa mediante el Sistema Nervioso Central en la musculatura estriada o voluntaria, y se expresa mediante el lenguaje fonético. Theta, Emocional e Inconsciente, es la patria del Afecto, de la Emoción, y contiene al Centro de la persona (el Corazón). Theta actúa mediante el Sistema Nervioso Autónomo en la totalidad de las vísceras y sistemas; Theta se expresa mediante el simbolismo de los sueños, los actos fallidos y las enfermedades y dolencias.

Importa mucho esta breve consideración previa sobre la estructura de la Persona, ya que es necesaria para resolver el origen de la enfermedad de la Persona.

La enfermedad es un producto fabricado íntegramente por el Inconsciente, es una expresión de las Emociones de la Persona. No podemos entender el origen y la evolución de la Enfermedad sin adentrarnos en el mundo Theta. Si el desperfecto se ha producido en las profundidades, no podremos repararlo sin las herramientas propias de la profundidad Theta. Por mucho que lo intenten, las armas de la Razón no conseguirán solucionar el problema; conseguirán un tratamiento sintomático, superficial, pero nunca llegarán a la causa profunda. Sería similar al caso de la rotura de una conducción submarina: la única posibilidad de repararla es sumergirse y utilizar soldadura acuática. Desde nuestra Razón Consciente observamos fenómenos en superficie y nos resulta difícil comprender su causa primera; cada vez nos convencen las causas genéticas, víricas y autoinmunes que aplicamos, como cajón de sastre, a todas las patologías de origen desconocido.

Freud y Jung, y más sabios, intuyeron que la infancia precoz marcaba toda nuestra vida; pensaban que nos marcábamos a los 2 años. Freud intentó llegar a ese mundo Inconsciente de los dos años mediante la Hipnosis, pero no fue eficaz. Jung advirtió que era la falta de participación activa lo que hacía ineficaz cualquier hallazgo de esa edad.

Pues bien, ha sido el español Joaquín Grau, con su método Anatheóresis (revivir el pasado), quien ha conseguido llegar, con participación activa del paciente (en ningún momento pierde la conciencia), a esa biografía oculta de cada persona. Con gran facilidad y de una manera sencilla, al paciente «le llegan», con la misma naturalidad que le llegan los sueños, esas escenas importantes de la biografía oculta que explican sus males de hoy. Joaquín Grau ha conseguido que nos paseemos por el mundo Theta como por nuestra propia casa, y entonces comienzan los descubrimientos asombrosos que nunca hubiéramos sospechado.

El mayor de ellos es que los procesos que somatizamos hoy no se iniciaron en nuestra infancia, sino durante nuestro periodo embrionario, durante los nueve meses que pasamos dentro del útero materno. Estos traumas emocionales embrionarios se potencian durante nuestra infancia y se compensan en cuanto adquirimos el «uso de la razón». Después de muchos años de arrastre cansino de esas compensaciones, llegamos a somatizarlas como último aviso para que la Persona tome decisiones drásticas.

Y con la práctica de este sencillo y delicado método de introspección, empiezan a llegar las sorpresas: las esquizofrenias comienzan con un choque emocional embrionario que consiste en un golpe de calor del embrión porque su madre toma el sol en la playa, por un ruido provocado por la voz agresiva de su padre, por un coito de los padres durante el embarazo… El asma por una comprensión involuntaria del bebé por parte de la madre al sentarse para coser plácidamente o para hacer un viaje en el tren… consecuencias graves de la personalidad por rechazo del bebé cuando la madre conoce que está embarazada…

Es sorprendente la gran percepción emocional que el bebé posee gracias a su banda Theta y la repercusión posterior que esas vivencias personales tienen. Es asombrosa la eficacia curativa de la regresión consciente mediante Anatheóresis, debido a la revivenciación por parte del paciente que le presta su cuerpo de hoy a la vivencia de entonces y que permite a la Razón de hoy presenciar el trauma emocional de entonces.

Me parece que hemos llegado a algo muy definitivo para entender el origen de todas las enfermedades. Joaquín tenía 85 años y debía servirse de la electrónica para escuchar lo que le decíamos. Desgraciadamente, hace 3 años falleció, y considero un privilegio el haberle conocido.

La práctica de esta técnica pasa por entender cómo es y qué normas rígidas tiene ese mundo Theta, tan diferente de nuestro mundo habitual Beta. Él consiguió definir este mundo de una forma tan clara que, a partir de ahora, todos esos fenómenos «raros» que antes nos obligaban a crear la Magia, la Alquimia, la Gnosis… ahora se reducen a algo muy natural en toda Persona humana, que es su mundo profundo Theta, de donde nacen todas sus dolencias y todas sus enfermedades. Dolencias y enfermedades que no son nada más que parte del lenguaje simbólico de nuestro Corazón.

Francisco Moya García
Médico, Radiólogo
España